Nadie quiere admitir que tiene malos hábitos, pero todo el mundo los tiene. Los malos hábitos pueden ser perjudiciales para la salud, la economía o el bienestar mental. El éxito en el abandono de cualquier mal hábito depende de su sustitución por buenos hábitos. Las personas que dejan de fumar suelen ser las que lo sustituyen por mejores hábitos, como el ejercicio o los tentempiés saludables. Si sus malos hábitos residen en cómo gestiona sus finanzas, sustituir sus malos hábitos monetarios por unos buenos tendrá un impacto positivo en su vida al reducir el estrés y proporcionarle una mejor base financiera. Echa un vistazo a algunos malos hábitos y aprende a sustituirlos por otros buenos.
1. No guardar dinero en un fondo de emergencia
Según MarketWatch, el 38% de los estadounidenses no podría hacer frente a una emergencia de 500 dólares sin pedir prestado el dinero. Si algo nos ha enseñado el año 2020 es la importancia de estar preparados para lo peor; sin embargo, incluso una pequeña emergencia, como una reparación inesperada del coche, no debería hacer descarrilar por completo nuestras finanzas. Una regla general es tener ahorrados en una cuenta aparte los gastos de al menos tres meses, incluyendo todas las facturas, el alquiler o la hipoteca, los gastos de alimentación y otros gastos habituales.
Idea de sustitución: Crear un fondo de emergencia de al menos 1.000 dólares
Puede parecer una cantidad desalentadora, pero si tienes que empezar poco a poco, hazlo y da lo que puedas. Todo suma. Roma no se construyó en un día, como suele decirse. Crea tu fondo de emergencia en una cuenta separada de tus cuentas corrientes y de ahorro y haz un depósito automático en ella con cada nómina. Aunque sólo sean 20 dólares a la semana, al cabo de un año tendrás más de 1.000 dólares.
Busca gastos que puedas recortar y que te permitan ahorrar más. Cada vez que recibas cualquier tipo de ganancia inesperada, como una bonificación, la devolución de impuestos o un aumento de sueldo, deposita el dinero extra en tu fondo de emergencia. Si no tienes dinero para empezar a financiarlo, considera la posibilidad de conseguir un trabajo extra y destinar todo el sueldo a un fondo de emergencia. Cada pequeña cantidad ayuda, y una vez que tengas suficiente dinero ahorrado, podrás romper el mal hábito del dinero y no tendrás que depender de las tarjetas de crédito si te enfrentas a un gasto de emergencia. Recuerda que si utilizas el dinero de tu fondo de emergencia para una urgencia, tendrás que reponer lo gastado.
2. Uso excesivo de las tarjetas de crédito
Las tarjetas de crédito son la mezcla definitiva de comodidad y utilidad, todo ello contenido en un pequeño trozo de plástico. No tienes que preocuparte de tener suficiente efectivo a mano ni de si te han ingresado el sueldo en la cuenta, como ocurre con la tarjeta de débito. La idea de utilizar una tarjeta de crédito dondequiera que vayas y pagarla al final del ciclo de facturación es atractiva; ¡todo tu gasto discrecional estará en una sola factura mensual! Sin embargo, rara vez la gente la paga entera cada mes; de hecho, 59% de los estadounidenses tiene saldo en al menos una tarjeta de crédito. Sin ahorros suficientes o un fondo de emergencia como respaldo, muchas personas se ven obligadas a utilizar tarjetas de crédito para pagar sus facturas y la compra.
Si se usan con responsabilidad y se pagan los saldos mensualmente, las tarjetas de crédito tienen sus ventajas. Los programas de recompensas y las millas de viajero frecuente pueden ayudarte a ganar y ahorrar dinero, y si tienes que hacer una compra importante y tienes una oferta del 0% de interés o una tarjeta con un interés bajo, puedes ahorrar dinero cargándolo a la tarjeta en lugar de pedir un préstamo. Si viaja por negocios, cargar sus gastos en una tarjeta de crédito puede ser una forma útil de mantener separadas sus finanzas laborales de las domésticas.
Idea de sustitución: Trabajar para eliminar las deudas de las tarjetas de crédito
Jura no utilizar tus tarjetas y déjalas en casa. Si tienes que pensar antes de utilizarlas, disminuirán las probabilidades de que las uses impulsivamente. Algunas personas han llegado a congelarlas en un bloque de hielo y guardarlas en el congelador para cambiar sus malos hábitos monetarios; si tu fuerza de voluntad es escasa, es una buena idea.
Paga más que el mínimo mensual. Dedica todo el dinero extra que puedas a pagar la deuda de tu tarjeta de crédito, aunque sean unos pocos dólares aquí y allá. Al igual que con tu fondo de emergencia, considera la posibilidad de conseguir un trabajo extra y dedicar el sueldo a la deuda de tu tarjeta de crédito.
3. No ceñirse al presupuesto
La mayoría de la gente tiene algún tipo de presupuesto, ya sea por escrito, mediante una aplicación o simplemente teniendo en cuenta los límites de gasto cuando van a una tienda. Los presupuestos en cualquiera de sus formas pueden ser un reto. Gastar dinero es mucho más divertido que ahorrarlo, pero si tienes deudas o te cuesta pagar las facturas, necesitas presupuestar tu dinero.
Idea de sustitución: Crear un razonable razonable
El mayor error que comete la gente cuando crea un presupuesto es hacerlo demasiado estricto. Si eliminas todos los gastos discrecionales y no te dejas un poco de margen para la diversión y el entretenimiento, no te ceñirás a él. Si puede crear un presupuesto con el que pueda vivir, tendrá más probabilidades de alcanzar el éxito a largo plazo.
Sustituir sus malos hábitos monetarios por unos buenos le ayudará a dejar todos sus errores financieros en el pasado y a crear un futuro financiero más estable. ¡Empieza hoy mismo con esos buenos hábitos!